"Me siento utilizada y con mucha rabia".
Los primeros días después del shock, lloraste mucho, no dormías bien y desde entonces vives en una montaña rusa de emociones que nadie entiende.
«Tranquila, que ya encontrarás a una persona que te valore de verdad», te dicen tus amigas.
¡Cómo si fuera tan fácil!
Tu mente sigue dando mil vueltas tratando de encontrar respuestas y diciendo:
- «Esta es la experiencia más dura que me haya tocado vivir».
- «Ya no puedo confiar en nadie».
- «Me han humillado y desvalorizado de la peor manera».
- «Siento que mi vida terminó».
- «Estoy convencida de que jamás le importé y me vio la cara de idiota».
- «Lo odio como nunca lo hice con nadie».
- «Fue un engaño tan grande que me ha destruido el corazón».
- «Quiero dejar de tener pesadillas que me recuerden ese mal momento…¡es un dolor inmenso!».
Quieres que tu crítica interna deje de darte duro con imágenes que aumentan tu sufrimiento y desánimo.
Todo esto parece que no tiene final y tú ya estás cansada de pensar, pensar y pensar, sin hallar una solución.