NO ES UNA COINCIDENCIA QUE:
– La mayoría de las mujeres experimentan el síndrome del impostor, la ansiedad y el deseo de complacer a todo el mundo.
– Las mujeres empiezan a odiar sus cuerpos antes de que terminen la escuela secundaria.
– Creamos que la solución a nuestras incertidumbres y a nuestro estado de felicidad está en el exterior y que depende de cómo los demás nos traten.
¿Y qué sucede?
– No vas tras tus sueños porque, ¿qué pasa si fallas y qué pensará la gente?
– Odias tu cuerpo, que sólo intenta amarte
– Ganas menos dinero
– Crees que la ansiedad llegó para quedarse y controlar tu vida
– Te comparas y te crees menos que los demás
– Callas las emociones intensas con la comida
– Te quedas en relaciones que no funcionan por mucho tiempo
– Te importa más lo que los demás piensen que lo que tú piensas, incluso de ti misma