Una de las cosas que me gustaría ofrecerles a todos y cada uno de ustedes, independientemente de cuáles sean sus circunstancias, es el hecho de que hay muchas cosas que no podemos controlar. Y otras tantas que sí podemos controlar.
No podemos controlar nuestras circunstancias. Pero podemos controlar nuestros pensamientos. Podemos controlar nuestras emociones, nuestro comportamiento y podemos controlar nuestros resultados, que es lo que vemos en nuestras vidas como consecuencia de nuestras acciones, de nuestro comportamiento y lo que decidimos hacer con todos ellos.
Así que, cuando intentamos controlar las circunstancias, perdemos la cabeza. Nos descoloca un poco y nos enojamos con las otras personas e intentamos controlar a las otras personas, intentamos controlar el universo, intentamos controlar si nos enfermamos o no. Tratamos de controlar el gobierno. Tratamos de controlar a nuestros vecinos. Nos desquiciamos un poco todos.
Tenemos que ser cuidadosos a la hora de pensar y mezclar circunstancias y pensamientos y nos desviemos tratando de controlar lo que no podemos y poniendo toda nuestra energía en ellos. Mejor poner toda nuestra intención en controlar lo que sí podemos en términos de nuestro pensamiento.
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